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miércoles, 31 de marzo de 2010

Volver de la locura

En su célebre obra Meditaciones Metafísicas, René Descartes insinua que todos podríamos ser psicóticos (es decir, que todos podríamos estar viviendo en realidades irreales) pero no profundiza esta línea argumentativa. Nuestro filósofo efectúa un pequeño giro argumentativo limitándose a sugerir que "la realidad" podría no ser más que un sueño quizá por ser ésta una posibilidad con la que el lector puede identificarse más facilmente: hay un contraste entre el estado de sueño y el de la vigilia pero acaso lo hay entre el estado de locura y el de la salud mental? La idea de este post es cuestionar, retomando criterior de salud y enfermedad de Canguilhem y de Merleau-Ponty, esta postura.
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A grandes rasgos, en el Tratado del hombre (1634), Descartes presenta su fisiología mecanicista que debe dar cuenta de las funciones del cuerpo anteriormente acordadas al alma: el alma ya no es considerada principio de movimiento de la materia (como en el modelo Aristotélico) sino que es "el calor", inherente al cuerpo, lo que lo mueve. El cuerpo es una máquina y forma parte de la res extensa. En Discurso del método (1637), hay una reducción explícita de los objetos de la biología a la mecánica y a la física, con la pretensión de eliminar la causalidad final y de quedarse sólo con la causalidad eficiente. A su vez, Descartes establece los criterios de distinción entre máquina y cuerpo/organismo; uno de ellos es la no fijeza del comportamiento. “el cuerpo de los vivientes es una máquina automática que se diferencia de las otras por su mayor complejidad debida a la mayor inteligencia de su creador”.
En unas conferencias de 1946, Máquina y organismo, Canguilhem retoma estos criterios y distingue el organismo, que se caracteriza por la polivalencia funcional de sus partes constitutivas, es decir, el todo es más que la suma de sus partes, de la máquina, que es sólo la suma de sus partes (en este caso hablamos de rigidez funcional). Con Canguilhem aprovechamos para mencionar que hay una reintroducción de la causa final en la explicación de las ciencias biológicas: los mecanismos que se describen en biología no se entienden exhaustivamente sin su sentido: la estructura se deduce de la función y no a la inversa. Se necesita hablar de finalidad.
Me siguen? Ahora bien. Canguilhem toma el criterio de "la polivalencia funcional" del organismo como criterio de salud. La salud es establecida en función de la normatividad del viviente que Canguilhem llama "normatividad vital": no hay algo que es visto como salud y que es impuesto a los seres humanos sino que, en base a la observación de la normatividad subyacente a la vida de los seres humanos, se delimita un rango de normalidad que indica a qué corresponde el concepto de "salud". Así, Lo normal, lo sano, es la flexibilidad, la capacidad de generar nuevos recursos ante un entorno cambiente, mientras que lo enfermo es la rigidez funcional, .
Notamos entonces que la enfermedad no consiste en un salirse de la norma, más bien es una estrechez normativa, el apego a una misma norma para enfrentar una pluralidad de situaciones. Lo sano y lo enfermo forman parte de un mismo mundo, el mundo regido por la "normatividad vital" y la diferencia entre ambos es de orden cuantitativo.
Qué es locura? Psicosis? Algún tipo de desorden? Merleau-Ponty, en su muy citada Fenomenología de la percepción (1945), toma un caso particular de lo que puede denominarse "locura", el caso de la alucinación. La alucinación, dice Merleau-Ponty está en la misma línea que la percepción. La diferencia es que la realidad es percibida desde multiples puntos de vista y tiene un determinado "espesor" mientras que la alucinación es sólo de quien alucina, por lo cual tiene una sola dimensión. La similitud es que tanto la percepción común y corriente como la alucinación pueden describirse desde dentro.
En base a este caso, el argumento es el siguiente: quienes sostienen que de la locura no es posible volver deben sostener que los vivientes normales, al percibir, tienen experiencias completas, acabadas e inmediatas. No obstante, no es el caso y de ello hay pruebas: no es posible comprobar la coincidencia total entre lo percibido y la experiencia perceptiva mientras que sí es posible demostrar las distancias, ya sea (1) por la mediación del lenguaje, (2) por la dimensión temporal del acto de percibir o (3) por la inaccesibilidad tanto propia como la de un tercero a determinados contenidos de la experiencia. La diferencia entre alucinación y percepción es cuantitativa y no cualitativa.
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En conclusión, hay una posibilidad de volver de la locura porque no es un afuera de la normatividad vital, no es cualitativamente distinta de la salud mental, es tan sólo una estrechez o rigidez del pensamiento. La pregunta por el cómo volver se la dejamos a los psicólogos pero mencionemos por lo pronto que la base de este retorno a la norma de lo sano es la inserción social, el aprendisaje de cómo generar nuevos recursos y de cómo abrir el espectro de posibilidades (lento retorno a una mayor flexibilidad del pensamiento).

2 comentarios:

Patronimus dijo...

Debo decir que este artículo me ha quedado en la cabeza dando vueltas. De hecho hasta lo estoy intentando usar como definición para ver si diagnosticar locura a quienes conozco.

Tengo que releerlo igualmente, para poder terminar de captarlo.

P.S: AprendiZaje va con Z! ><

Adrienne dijo...

Sisi cuando escribo en los blogs aparecen los famosos horrores ortográficos. No son más que otro síntoma de una locura que busca indefinidamente su definición.